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VERDERON COMUN
Fran el 19-10-2010, 16:28 (UTC)
 

Orden:Passeriformes
Familia:Fringillidae
Nombre científico:Carduelis chloris


El Verderón Común, Carduelis chloris, es un sólido pájaro de cuerpo compacto y cabeza grande, cuyo plumaje, visto de lejos, parece solamente verde. Sin embargo, de cerca, o teniéndolo en la mano, el macho posee matices muy destacados. El obispillo es amarillento, las plumas primarias de las alas tienen manchas amarillo vivo, lo mismo que los laterales superiores de la negruzca cola. Las partes superiores, cabeza y espalda, son pardo grisáceas teñidas de verde oliva oscuro; el mentón, la garganta y el pecho son verde amarillentos con tinte gris, y el vientre y las axilas muy amarillos. El pico cónico y muy fuerte, es blancuzco con el extremo pardo oscuro; los tarsos y los pie son color carne, muy claros, y el iris de lo ojos, pardo.

La hembra no tiene la coloración amarilla verdosa tan destacada. La cabeza, nuca y espalda es pardo grisácea oscura, con algún rayado. El obispillo es verde amarillento, y la partes inferiores, pardo grisáceo teñidas de verde amarillento. El bajo pecho y el vientre son amarillos o blanquecinos. En los laterales de la cola tiene menos amarillo que el macho. En conjunto, su plumaje es mucho meno brillante. Los jóvenes verderones se parece a las hembras, pero las partes superiores de su cuerpo están muy rayadas, y lo mismo sucede en el obispillo, que no es amarillo, sino pardo. En el pecho y vientre hay un ligero tono amarillo sobre el gris general.

El Verderón Común rehuye bosques densos, pero no zonas arboladas y claros o linderos. Prefiere huertos de frutales y árboles formando hileras que alternan con césped en parques, jardines y avenidas. Más abundante próximo a ciudades y pueblos, e incluso dentro de ellos en calles y plazas, donde anida casi al alcance de la mano en árboles de adorno y grandes arbustos y emparrados. En la campiña, las parejas están dispersas cerca de cortijos y caseríos, bordes de carreteras caminos, etc.

El pico fuerte y el color general verdoso oscuro del plumaje, en el que destaca mucho el borde anterior de las alas, las primarias y la parte superior de las rectrices de la cola con vivo color amarillo, son rasgos tan inconfundibles como la solidez de su cuerpo cuando lo descubrimos saltando por el suelo, entre la hierba o la tierra llena de plantas parásitas de una rastrojera, donde, generalmente, come en el otoño e invierno. Muy gregario después de la cría, su dispersión empieza inmediatamente que los jóvenes son capaces de valerse por sí mismos. Su vuelo es ondulado y potente, con batidos de alas que alterna con planeos, llevando aquéllas bien plegadas junto al cuerpo. En primavera, las parejas establecidas para criar se posan normalmente en las ramas altas de los árboles, los machos siempre al descubierto. En invierno pueden concentrarse sobre arbustos y plantas que tengan mucho fruto, como laureles y hiedras. Hallándose ampliamente distribuido por todas partes, es uno de los pájaros más abundantes de la avifauna europea. Newton (1972; estima, por ejemplo, que su población en las Islas Británicas puede estar cerca del 3 por 100 de la del total de pájaros que habitan aquellas islas, y en onceavo lugar en abundancia con respecto a las demás especies.

El Verderón Común es un pájaro expresivo, pero que emite notas y canto poco musicales. Si está alarmado, lanza un plañidero e insistente ¡tsuiit! En vuelo, un repetido y acelerado ¡chichichichichi! Pocas semanas antes de la primavera empiezan los machos a lanzar un recio y prolongado zurrido ¡tsuirr...! También al volar o posados en grupos emiten insistentemente un suave ¡chip, chip! El canto es un gorjeo melodioso, pero no muy musical ni en tono muy alto, formado fundamentalmente por un conjunto de notas sin relación unas con otras, y entre las que introduce intermitentemente un suave ¡tsuii! Tanto este canto como la llamada de los machos son lanzados desde posadero alto en árboles o arbustos, y también el canto en vuelo de celo. En días soleados de enero no es infrecuente escuchar la voz de los machos viejos ya establecidos en su territorio, pero realmente no lo hacen con fuerza hasta pasado el 15 de febrero. Mayor intensidad tiene en abril y mayo, pero puede continuar fuerte en junio y julio, e incluso en agosto. El canto otoñal en octubre es muy esporádico.

En función de su potente pico y gran tamaño, es un pájaro muy voraz que necesita diariamente una gran cantidad de alimento vegetal. Enumerar todas o parte de las semillas y frutos que come sería interminable, puesto que come de todo. Las semillas de lino, trigo, avena, alpiste, cáñamo, girasol, etc., pueden concentrar ingentes cantidades de verderones, tanto en los campos donde se recogen o hay residuos de cosechas como en las proximidades de silos y almacenes. Allí crean verdaderos problemas y tienen que ser ahuyentados con ingenios de carburo que producen explosiones intermitentes y que son eficaces a medias, porque los pájaros pronto llegan a acostumbrarse a ellas.

El celo de los verderones comienza pronto. Muchas parejas se han establecido ya en febrero, pero realmente no puede decirse que este pájaro sea un reproductor muy temprano, y aunque los machos realizan vuelos circulares ya en el mes de marzo, en general los primeros nidos no están construidos hasta la última semana de abril. Nidos en marzo son regulares en algunas zonas, pero excepcionales en general. Con seguridad puede estimarse un periodo desde el 12 de abril hasta el 5 de mayo como de construcción de los primeros nidos. Utiliza para ello lugares muy variados, que van desde una planta trepadora o la hiedra que cubre una pared hasta altos árboles, pasando por arbustos siempre verdes y pequeños o medianos árboles de adorno o sombra plantados en parques, jardines y avenidas. No hacen el nido a mucha altura, pero tampoco cerca del suelo. Habitualmente prefiere la horquilla de una rama, y no son pocos los que están bien pegados al tronco principal. Bastante voluminoso, el nido está formado por hierba seca y musgo junto con tallos finos y forrado en su interior con fibras vegetales, raicillas, pelo y no es infrecuente encontrar también plumas o un poco de lana. Newton estima que los nidos de los verderones son justamente colocados fuera del alcance de nuestro brazo, y esto es realmente cierto.

La puesta normal está casi siempre entre cuatro y seis huevos, muchas veces hay cinco y más raras son las de tres y siete. Jourdain cita incluso una de ocho huevos. Tienen la cáscara lisa y brillante, y su color es azul muy pálido, algunos blanco sucio y con puntos y rayas muy esparcidos por toda la superficie de color pardo rojizo o violáceo. Huevos atípicos, pueden ser completamente blancos, y hay considerable variación en su forma y tamaño. Jourdain, para cien huevos colectados en la campiña británica, da un promedio de medida de 20,6 por 14,8 mm., con un máximo de 24,1 por 14,2 mm., o 23 por 16,5 mm., y mínimos de 18,6 por 15,5 mm. o 21,5 por 12,2 mm. (raza chloris). Pizarro D'Almeida obtuvo para el norte de Portugal en 18 huevos una media de 19,6 por 14,1 mm., con extremos de 18,2 a 21 por 13,6 a 14,9 mm. (raza aurantiiventris). La incubación corre a cargo totalmente de la hembra, quien se sienta ya antes de completar la puesta, aunque entonces deja el nido con gran facilidad en cuanto alguien se acerca. A los trece días nacen los pollos (trece-catorce, Jourdain; doce-catorce, Harrison) cubiertos con un plumón gris blanquecino bastante largo y abundante. El interior de la boca es rosa fuerte, y no hay puntos oscuros en la lengua. Las comisuras son blanco amarillentas. Durante la incubación la hembra es alimentada asiduamente por el macho en el mismo nido. Los pollos son cebados por ambos adultos, los primeros días con larvas de insectos (Lepidoptera y Diptera, sobre todo), pero a los cinco-siete días la regurgitación de semillas es continua, unas enteras y muchas rotas y formando como una pulpa amarillenta o verdosa. A los ocho días ya tienen completamente abiertos los ojos, y a menudo salen del nido a los trece días, siendo todavía incapaces de volar. En lugares concurridos, como arboledas de jardines y parques públicos, calles, avenidas y plazas de pueblos y ciudades, los jóvenes verderones que dejan el nido sin saber aún aletear para mantenerse entre las ramas y el follaje, perecen en el suelo. Los que crecen en zonas tranquilas de la campiña pueden permanecer en el nido dieciséis y dieciocho días. Dos puestas en cada temporada son normales todos los años para cada pareja. Algunas, sin embargo, crían tres veces, y a ellas tienen que corresponder los nidos y pollos volanderos que se encuentran a finales de agosto y primeros de septiembre.

El Verderón Común se halla distribuido por casi toda Europa, excepto en Islandia y mitad norte de Escandinavia. En todas partes es un pájaro abundante y popular. Lo mismo sucede en la Península Ibérica. Cría en Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, y su densidad es muy alta lo mismo en el Norte que en el Sur de Iberia, alcanzando altitudes de más de 1.500 metros, no faltando en bosques de montaña ni en arboledas y valles cercanos a la costa.

Vaurie (1959) distingue para Europa fundamentalmente dos subespecies: Carduelis chloris chloris, que desde Escandinavia y Rusia al Norte, y las Islas Británicas al Oeste, llegaría al Sur hasta Francia, Suiza e incluso Córcega y Cerdeña. Esta raza es más oscura, más grisácea y menos amarillenta que la otra, Carduelis chloris aurantiiventris, que habitaría desde el sur de Hungría y al sur del paralelo 47° N., en Francia, distribuyéndose por Iberia, Italia, Yugoslavia, Balcanes y noroeste de Africa, desde Marruecos a Túnez. Su color es más verde por encima y más amarillo debajo, en ambos sexos, que la denominada chloris, y, sobre todo, los machos son mucho más amarillos en la garganta y el pecho.

La especie es, en gran parte, sedentaria en todo su hábitat. Sin embargo, existen movimientos amplios, unos migradores propiamente y otros simplemente erráticos de corto radio en otoño e invierno, y también hay una cierta trashumancia invernal que se acusa, sobre todo, en los jóvenes, y rara vez en los adultos de más de un año de vida. A la Península Ibérica llegan muchos verderones de las poblaciones europeas pertenecientes a la subespecie chloris, como se ha comprobado siempre al capturarlos para anillamiento en Zumaya y Fuenterrabía (Guipúzcoa). El paso primaveral es allí muy intenso desde finales de febrero con buen tiempo, pero regularmente en marzo y abril, junto con otros fringílidos. Muchos pertenecen a la raza aurantiiventris, son muy amarillos y resultan fáciles de identificar. Estos pasan tarde, en general, no antes de primeros de abril y aún a primeros de mayo. Los machos de la raza chloris, que algunos pajareros confunden con hembras de la subespecie meridional aurantiiventris, pasan, sobre todo, en marzo y en la primera quincena de abril. En el otoño las primeras llegadas se notan en los campos a partir de la segunda semana de octubre, y si el tiempo es bueno, lo que viene sucediendo desde hace años, los bandos no se hacen sensibles en el Norte antes de noviembre, frecuentando entonces los campos donde se ha cultivado el maíz. En toda la Península Ibérica el paso es acusado. Incluso en el Estrecho de Gibraltar, Thiollay y Perthuis (1975), desde sólo dos puestos de observación, entre el 5 y el 20 de octubre contabilizan en vuelo hacia Africa 3.756 verderones. Los primeros días sólo diez-cincuenta por día, y a partir del 12, de doscientos a novecientos. García Rúa (1975) registra en Algarrobo fuerte paso el 6 de octubre, y en la playa de Tarifa (Cádiz), ve numerosos bandos el 14 del mismo mes. En la orilla opuesta (zona de Tánger, Marruecos), Pineau y Giraud-Audine (1976) notan los primeros movimientos de llegada al comienzo de noviembre, y el paso hacia el Norte en primavera se observa ya el 27 de marzo. Los campos donde se cultiva el girasol, concentran grandes cantidades, y los bandos que allí se observan forman a veces verdaderas nubes.

Los cambios repentinos de tiempo, con fríos fuertes en noviembre, diciembre y enero, provocan verdaderas irrupciones de verderones europeos, muchos de los cuales, sin duda, invernan en los campos franceses. El intenso anillamiento a que ha sido sometido este pájaro en toda Europa ha permitido establecer que una gran parte de su población es sedentaria o se mueve en otoño e invierno muy poco. Boyd (1931) estableció claramente que los verderones jóvenes comienzan a dispersarse a las pocas semanas de dejar el nido. En su primer año de vida viajan más que cuando ya adultos han criado en una zona y se establecen entonces en ella el resto de su vida. Las recuperaciones de anillados son casi siempre a distancias inferiores a cinco kilómetros del lugar de nacimiento. Esto supondría como máximo un territorio de unos 80 kilómetros cuadrados en los que presumiblemente se movería el pájaro durante el otoño e invierno en un viajar errático. Hay, sin embargo, registradas numerosas capturas de anillados lejanos. Bannerman (1953) creía difícil que ningún Verderón británico llegara a Iberia, aunque ya conocía uno de origen belga anillado y capturado en Guadalajara. La raza típica chloris no había sido registrada todavía en invierno por los numerosos ornitólogos ingleses que recorrían nuestras tierras y campos andaluces. No obstante, ya hay una recuperación en España de un Verderón británico, y que es por el momento el récord en distancia para este pájaro (1.100 km.). Este caso aislado no debe hacer pensar en una gran entrada de verderones de aquellas islas. Pero es indudable, que pese a lo escrito y observado por los ornitólogos ingleses, un buen número de los verderones que frecuentan nuestros campos en el invierno pertenecen a la raza europea chloris. Dentro de Iberia, y referido a la población nativa, hay un claro erratismo invernal, pero también trashumancia. No otra cosa demuestra, por ejemplo, la captura de un Verderón joven anillado en Milagro (Navarra), y recuperado cuatro años después cerca de Madrid (Boadilla del Monte), en el mes de noviembre, a 290 kilómetros al Sudoeste. También en Baeza (Jaén) otro joven macho anillado en agosto fue recuperado dos meses más tarde en Torrox (Málaga), a 130 kilómetros al Sur-sudoeste. Otro más anillado igualmente en Baeza, en mayo, probablemente en plena reproducción, fue recuperado en Algeciras, a 260 kilómetros al Sudoeste, en octubre dos años después. Muchos más ejemplos atestiguan esta trashumancia, y no pocos un erratismo de corto radio o marcada preferencia sedentaria, criando en el mismo lugar año tras año.
 

EL VERDECILLO
Fran el 19-10-2010, 16:22 (UTC)
 

VERDECILLO

Orden: Passeriformes
Familia: Fringillidae
Nombre científico: Serinus serinus

El más pequeño de nuestros fringílidos, el Verdecillo Serinus serinus, tiene mucha popularidad en toda la zona mediterránea y es un pájaro bien conocido. El macho en plumaje primaveral posee un color amarillo muy vivo en la frente, sobre los ojos, cerca de la nuca y sobre todo en las partes inferiores, desde el mentón al vientre, y en el obispillo, que es un rasgo inconfundible, sobre todo durante el invierno, para machos y hembras. El píleo, la espalda y las alas son de color pardo rayadas de marrón o sepia oscuro. Los lados del pecho y los flancos tienen un tono beige claro y están rayados de pardo negruzco. La cola es negruzca y muy escotada. El pico, muy corto, cónico y robusto, de color hueso oscuro, más pálido en la mandíbula inferior; patas y pies pardo oscuros y el iris de los ojos casi negro. Durante el otoño y parte del invierno adquiere este plumaje por la muda, pero entonces no es tan brillante. Solamente el desgaste produce la viveza tan acusada del color amarillo en la mayoría de los verdecillos, algunos extraordinariamente amarillos incluso en la parte superior de la cabeza y en los carrillos.

La hembra tiene menos amarillo y es más parda, con un rayado más pronunciado por encima y por debajo, siendo éste muy notorio sobre el fondo blanco amarillento de la garganta y el pecho. La raya ocular también es amarillenta y el obispillo amarillo, pero algo más reducido y más pálido. Algunas tienen la raya ocular blancuzca y en el pecho se advierte un tono beige. También en las plumas escapulares puede haber un parche amarillo. Los verdecillos jóvenes se parecen a las hembras, pero son más pálidos y rayados.

Durante la reproducción es esencialmente un pájaro arbóreo, prefiriendo no bosques densos, sino bosquetes y arboledas de especies caducifolias desde el mismo nivel del mar hasta el límite de los árboles. En la Cordillera Cantábrica alcanza los 2000 metros y en los Pirineos los supera bien. Siente preferencia por grandes avenidas arboladas, parques y jardines y es habitante de las ciudades y pueblos. Lo mismo sucede en pleno campo, viviendo cerca de caseríos y en aldeas. Los huertos de frutales y los altos setos constituyen un hábitat también muy frecuentado, lo mismo que los viñedos.

No vuela habitualmente a gran altura, sino que lo hace por entre los árboles, a la vez que canta o lanza su trino. En época de celo y reproducción vuela más como un murciélago que como un pájaro. Entonces sus planeos y giros muestran unas alas más largas de lo que parecería debía tener un pájaro tan pequeño. Camina por el suelo a saltos. En él come a menudo en compañía de varios verdecillos. Es muy sociable y no solamente en época invernal. En la primavera, donde abunda, se pueden congregar las parejas muy cerca unas de otras. En vuelo largo se nota una acusada ondulación. Canta, como ya he dicho, al vuelo, pero también desde un alto posadero que puede ser el tope de un seto o arbusto, la última rama de un árbol y también los cables del tendido eléctrico.

La alimentación es fundamentalmente vegetal. Las minúsculas semillas de plantas parásitas y gramíneas constituyen la gran mayoría de su dieta invernal. En primavera come muchos brotes tiernos de arbustos y árboles. Así el Olmo Ulmus y el Abedul Betula le atraen especialmente. En rastrojeras y campos cultivados donde crece el Cardillo Taraxacum officinale se concentran en el invierno grandes bandos. También come semillas de Capsella, Polygonum, Artemisia vulgaris, etc.

Es uno de los pájaros más sonoros de la campiña. Además del canto típico, lanza continuamente un trino largo y musical formado por repetición de notas líquidas ¡¡tirrilirrit!! o más corto ¡¡rrilit!! Durante la cría es frecuente escuchar una llamada de ansiedad, en especial cuando siente amenazado el nido por la presencia de un hombre o animal. Un ¡suiit! lo repite a intervalos regulares, mientras subsiste el peligro. A veces también el mismo sonido en vuelo de alarma de un árbol a otro. El canto es un gorjeo medio musical medio chirriante, prolongado e insistente, que no resulta desagradable de escuchar y que algunos verdecillos interpretan con cierta armonía, lo que les hace ser menos monótonos. Habitualmente el Verdecillo canta posado a gran altura, pero también es frecuente escucharlo en vuelo circular, con alas bien extendidas, planeando y posándose en la rama de un árbol sin dejar de cantar un solo segundo. En la práctica canta todo el año. En el mes de enero, con sol y temperatura benigna, se le escucha en gran parte de su hábitat meridional. Esto es más ocasional en el Norte, pero también tiene allí canto invernal. Desde febrero, en que muchas parejas quieren ya establecerse en un territorio, los machos cantan con insistencia. Mayor intensidad tiene su voz en junio. Muy poco canto en agosto y septiembre. A mediados de octubre se escuchan ya algunos y en los meses de noviembre y diciembre es intermitente.

Los machos empiezan a establecerse en un territorio no muy grande ni bien delimitado a partir de febrero. Todavía algunos no han llegado para finales de abril. La arribada de las hembras es discreta, porque el continuo canto del macho atrae toda nuestra atención. Pronto, sin embargo, aquéllas se hacen notorias cuando los dos miembros de la pareja vuelan juntos lanzando el característico ¡¡rrilit!! A finales de abril y en lugares muy favorables, incluso en marzo, ya empiezan las hembras la construcción del nido, muy pequeño y generalmente bien oculto en las ramas de un arbusto, una planta ornamental, un árbol frutal, una conífera, etc., a una altura variable entre 1,5 y 12 metros. La estructura del nido está formada por musgo, poca hierba seca, líquenes y raicillas, unido todo muy sólidamente con telas de araña. El interior está forrado invariablemente con pelo y plumas. Cada puesta consiste en 3-5 huevos, muy pequeños, de color azul pálido punteados de rojizo o violáceo y acumulándose sobre el extremo más ancho. Muchos huevos tienen un tinte general verdoso, son lisos y brillantes. Jourdain y Rey, para 100 huevos de diversas procedencias, obtuvieron un promedio de 16,17 x 11,86 mm., con un máximo de 17,6 x 12,5 mm. y un mínimo de 14,4 x 11 mm. D'Almeida, para 20 colectados en el Norte de Portugal, da una media de 15,8 x 11,9 mm., con extremos de 14,6 a 17,5 x 11 a 12,9 mm. La incubación es realizada por la hembra sola, aunque se asegura que el macho también colabora. En el nido es alimentada a menudo por el macho, que mientras ella permanece allí no deja de cantar. Después de 12-14 días nacen los pollos cubiertos de plumón gris pálido, largo y muy escaso. El interior de la boca es rosa y no hay puntos oscuros sobre la lengua. También son rosadas las comisuras. Alimentados por ambos adultos, mucho más por la hembra, con materia vegetal que regurgitan, los jóvenes verdecillos se desarrollan muy bien y rápidamente, dejando el nido a los 14-16 días de edad y siendo cuidados y cebados muy a menudo en el suelo por los padres, por lo menos durante otra semana antes de que sean independientes. Dos crías anuales son normales en su área norte de reproducción, pero probablemente en zonas meridionales, donde las primeras puestas ya pueden ser encontradas en el mes de febrero, debe haber tres crías por lo menos.

Serinus serinus es una especie en franca expansión que de un hábitat típicamente mediterráneo ha pasado a ocupar la mayor parte del Continente europeo. Las personas que asocian a este pájaro con las ciudades y pueblos del extremo meridional de Europa se sorprenderían al ver cuántos crían hoy en Alemania, Polonia e incluso en el extremo sur de Suecia y en Inglaterra, al menos una pareja crió con éxito, la primera conocida, en 1967. Por el Oriente llega hasta Ucrania, los Balcanes y Asia Menor y por el Sur hasta la zona meridional de Marruecos. En la Península Ibérica y en las islas Baleares es especie común en todas las estaciones del año. Mayor densidad tiene, sin embargo, en la zona mediterránea, pero no es baja en el Norte. En otoño e invierno los bandos recorren los campos, praderas y rastrojeras en una trashumancia que dura hasta marzo. Muchos son invernantes extrapirenaicos que llegan a partir de septiembre y octubre y el paso se hace muy sensible en todas partes, desde el País Vasco hasta el Estrecho de Gibraltar. Aquí, Thiollay y Perthuis (1975), en solamente dos puestos de observación durante los primeros veinte días de octubre de 1974, anotaron el paso de 728 con dirección al norte de Africa, donde, sin duda, incrementarán la población habitualmente invernante allí a base de pájaros nativos y del Continente europeo.

El anillamiento ha demostrado, como sucede con la mayor parte de las especies de fringílidos, una gran fidelidad a sus lugares de nacimiento, y salvo en estas épocas de trashumancia invernal, los verdecillos son sedentarios e incluso es ya seguro que muchas parejas practican el erratismo no lejos de su lugar de reproducción. El paso primaveral a partir de los primeros días de marzo y sobre todo en la primera quincena de abril es muy intenso en el País Vasco. Los bandos vuelan dispersos, no están formados por muchos ejemplares, machos y hembras pasan juntos y normalmente en compañía de lúganos, Carduelis spinus y jilgueros, Carduelis carduelis.

En los últimos veinte años se aprecia en zonas del norte ibérico una ligera baja en la densidad de parejas reproductoras. Localmente ha llegado a ser escaso e incluso también descendió el número de los que se ven en paso primaveral, lo que parece estar en contraposición con la expansión experimentada en Europa durante los mismos años.







 

VERDERON SERRANO
Fran el 19-10-2010, 10:14 (UTC)
 

Serinus citrinella 12-13 cm.



El Verderón Serrano es un pájaro muy sociable fuera de la época de reproducción que es fácil de observar en pequeños bandos comiendo en el suelo y posándose en grupos bastante ruidosos muy a menudo en árboles, sobre todo en alerces. Su conducta recuerda a la del Jilguero, incluso cuando en la primavera las parejas se hallan dispersas. Vive en zonas montañosas por encima de los 1.000 metros, pero no suele rebasar los 2.000 metros. En España existe en la Cordillera Cantábrica, en los Pirineos, Sistemas Central e Ibérico, donde hay certeza que se reproduce, pero observaciones primaverales existen incluso en Sierra Nevada.

Como frecuentemente vive en bordes de bosques de montaña o cerca de campo abierto y praderas consume innumerables semillas, posándose acrobáticamente a veces en los tallos de las plantas gramíneas, pero también muy a menudo recogiéndolas del suelo donde es difícil de descubrir y resulta muy manso, por que el observador se puede acercar a dos metros de distancia sin que con frecuencia el pájaro se dé cuenta, tan atento está a picotear entre la hierba.



Identificación: Los machos tienen la parte anterior de la cabeza, el mentón y la garganta de color verde amarillento que se extiende al pecho, al centro del vientre y a las plumas infracobertoras de la cola. Los flancos son verdosos teñidos de gris y la cola muy escotada, y las alas marrón negruzco y a través de ellas se distinguen dos bandas amarillentas. La espalda es verde olivácea y el obispillo amarillo verdoso. La nuca y los lados del cuello son grises. Las hembras tienen en general el color más apagado y manchado de pardo.

Nidificación: La hembra construye el nido generalmente en árboles y a gran altura, comenzando su construcción de la última semana de abril a mediados de mayo. El nido es pequeño y está formado por hierbas secas raíces y líquenes, forrado con plumón de cardo raicillas y plumas, la puesta es de 3 a 5 huevos de color azul verdoso con manchitas y rayas; la incubación, sólo por la hembra dura de 12 a 14 días, la alimentación de los pollos corre a cargo de la pareja, los pollos vuelan sobre los 18 días; en años de abundancia crían varias veces.

Alimentación: Generalmente semillas, para la ceba de los pollos consume muchos insectos.

Hábitat: Montañas y riscos
 

EL JILGUERO
Fran el 19-10-2010, 09:57 (UTC)
 

Carduelis carduelis
Jilguero
Carduelis carduelisClasificación científicaReino:Animalia
Filo:Chordata
Subfilo:Vertebrata
Clase:Aves
Subclase:Neornithes
Orden:Passeriformes
Suborden:Oscines
Familia:Fringillidae
Género:Carduelis
Especie:C. carduelis
Nombre binomialCarduelis carduelis Linnaeus, 1758

El jilguero (Carduelis carduelis, etimología del latín silguero, sybilum, "cardo") es un ave del orden de los pájaros paseriformes, de la familia de los fringílidos. De origen euroasiático y abundante en la Península Ibérica.
Es un pájaro de pequeño tamaño que puede llegar a alcanzar los 12-13 cm de longitud, envergadura alar de 22-23 cm, de pico cónico, fuerte y muy alargado. Los adultos presentan colores muy vistosos, con una máscara facial roja (denominada madroño), mejillas y garganta blancas y yelmo negro. De dorso pardo rojizo y pecho color café con leche. Las alas son de plumas negras con las puntas blancas, en el ala también presenta una franja de color amarillo especialmente visible cuando vuela.
El dimorfismo sexual no es muy evidente, presentando los machos un madroño más grande cubriendo totalmente los ojos. El hombro del macho es negro y el de la hembra marrón. Las bridas del macho (pelos o plumas finísimas alrededor del pico y ojos) son de color negro azabache en la hembra normalmente son más claros. En las plumas negras de la cola se pueden observar unas manchas blancas denominadas "habas". Algunos ejemplares las tienen muy grandes e incluso en todas las plumas, por ello se les conoce como "jilgueros reales".
Los jóvenes antes de la muda tienen las partes superiores pardo grisáceas con puntos más oscuros y también rayas. Las partes inferiores, mentón, garganta, pecho y flancos son pardo blancuzcos. Las alas y la cola son como las de los adultos, pero hay en las puntas unas manchitas beige. En la cabeza carecen completamente del color rojo y negro.

Subespecies

El C. c. carduelis (forma nominal) se encuentra desde de Dinamarca, Este de Holanda y Bélgica, Centro de Francia, Italia, en Europa del Este hasta los montes Urales, Eslovenia, Croacia, Noroeste de Rumania, norte de Ucrania y en el centro de la Rusia europea.
Existen once subespecies catalogadas:
C. c. britannica: Islas Británicas, Holanda, Bélgica y Luxemburgo.
C. c. parva (Vaurie, 1959): Oeste del Mar Mediterráneo. En las Islas Baleares, Azores, Madeira e Islas Canarias. Norte de Africa desde la cordillera de El Atlas en Marruecos hasta la meseta Cirenaica en Libia.
C. c. tschusii: Islas de Córcega, Cerdeña, Elba y Sicilia.
C. c. balcanica (Sachtleben, 1919): Este del Mar Mediterráneo. En Yugoslavia y Sur de Rumanía hasta la isla de Creta y la Turquía europea.
C. c. niediecki: Isla de Chipre, Islas de Rodas y Cárpatos en Grecia, Asia Menor excepto en el Este, Norte de Irak, Suroeste de Irán, del Norte al Sur del Cáucaso y Egipto.
C. c. major: Suroeste de Siberia.
C. c. brevirostris: Montañas del Cáucaso.
C. c. loudoni: Norte de Irán.
C. c. paropanisi: Asia Central hacia el Sur de Irán.
C. c. subulata: Norte y Centro de Asia hacia el Turquestán.
C. c. caniceps: Pakistán, Oeste del Himalaya y Nepal.


Rara vez se alimentan en el suelo, aunque también pueden atrapar insectos, especialmente en verano. Se asocia a las inflorescencias maduras de los cardos, si bien no dejan de recurrir por ello a las semillas de la familia compuestas. Comen también las semillas de pinos (Pinus spp.) y abedules (Betula pendula), y visitan en ocasiones los alisos (Alnus glutinosa) para comer los amentos.

Frecuenta en primavera y verano huertos de frutales, parques, jardines, claros de bosques y avenidas arboladas de pueblos y ciudades. Pasa el invierno en campo abierto y tierras cultivadas, generalmente en bandos y en compañía de otras especies de pájaros.

Reproducción

La época de cría da comienzo a principios de mayo. El macho exhibe los galones dorados de las alas como parte del galanteo prenupcial, mientras se balancea de un lado a otro. El macho hace un reclamo y la hembra le responde balanceándose también. Él se posa al lado de la hembra y ella salta a otro palo cercano. Siguen saltando, haciendo reclamos y balanceándose en una especie de ritual denominado "hacer la rueda". El nido, compuesto de raíces entretejidas, tallitos, lana, musgo, líquenes y revestido de vilanos de cardo y de lana, suele ser construido por la hembra, comúnmente en la parte más inaccesible de una rama, aunque se encuentra también alguna que otra vez en un seto. Han sido varias las ocasiones en que los jilgueros han desatado los cordones de las etiquetas puestas en algunos arbustos frutales para entretejerlos seguidamente con el material de sus nidos. Los 4 ó 6 huevos son de color blanco azulado con motas o rayas rojas en el extremo, y miden 19 x 13 mm aproximadamente. La hembra los incuba sola durante doce o trece días, siendo alimentada en este tiempo por el macho. Después, a lo largo de igual plazo, ambos cuidan de nutrir a los polluelos. Las crías abren los ojos a los siete días de la eclosión. Al cabo de un mes se hallan completamente emplumados. Abandonan el nido a las 3 semanas. Se independizan por completo de sus padres a los 36 días después de nacer. Se les da el nombre de chivones porque cuando piden el alimento suena como "chi-va, chi-va, chi-va-va". A veces se dan otras dos nidadas en Junio y Agosto.

Vida en cautividad


Se le suele criar en cautividad, pero los ejemplares capturados debido a su extremada movilidad raramente se comportan de forma dócil. Se realiza especialmente debido a que su canto es agradable. Los criadores los cruzan con canarios u otros de la misma familia de los fringílidos consiguiendo unas mezclas muy apreciadas. En cautividad presentan una longevidad de ocho a diez años, consiguiendo alargarse en ambientes tranquilos y espaciosos.
El alojamiento ideal son las habitaciones pajareras, sobre todo para parejas mixtas, sin embargo puede residir perfectamente en una pequeña jaula de las que se denominan jaulas para concurso, aunque sólo válidas para un único ejemplar, pudiendo alojar una pareja en una jaula para cría de canarios.
Se le puede alimentar perfectamente con una mezcla típica para pájaros granívoros que incluya alpiste (Phallaris canariensis), cañamón (Cannabis sativa), avena (Avena sativa), cardo (Cirsium vulgaris) y adormidera (Papaver somniferum), que deberá complementarse con dieta verde: lechuga (Lactuca sativa), escarola lisa (Cichorium endivia var. latifolium) e incluso trocitos de frutas como manzana o pera. Durante la ceba y la cría se le puede suministrar una mezcla blanda de yema de huevo y bizcocho con ninfas de hormiga.
Además de la comida y agua limpia, es aconsejable que dispongan de una bañera y un recipiente con arena fina.
Un detalle a fijarse es la mancha negra del extremo del pico que va desapareciendo hasta ponerse de un color nacarado. Requiere de una absoluta tranquilidad y se le tiene que proporcionar el material para el relleno del nido. Este material tendrá como base la hila de esparto. En la jaula se colgarán soportes de nido semicirculares y cajitas de anidar. Las nidadas son de tres a seis huevos que necesitan un período de incubación, realizado por la hembra, de trece días para su eclosión. Los ejemplares jóvenes se independizan a partir de las cuatro semanas de vida.
En cuanto a las enfermedades que pueden presentar son las mismas que puedan afectar a especies próximas como canarios, lúganos o serines.

Nombre común

A lo largo de la geografía española se le conoce con variados nombres como:
Cardelina
Carderola
Cagarnera
Cadernera
Cagarrinera
Colorín
Golorito
Pájaro Pinto
Pintacilgo
Pintadillo
Sietecolores
Silguero
 

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